viernes, 2 de enero de 2009

IDENTIDAD

Artículo publicado en la Revista INTI Nº 08. Lima - 2008.

IDENTIDAD EN NUESTRAS CULTURAS INDÍGENAS

Lucio Alberto Sosa Bitulas[1]

En estos últimos años, lo indígena se ha convertido en el tema central de: políticos, artistas, intelectuales, poetas y cientistas sociales. Y se observa en el discurso una mea culpa de todos y empiezan a mirarnos, pero las miradas tienen mucho de compasión y remordimiento, de pronto todos ellos empiezan a hablar en nombre de nosotros, se atreven a querer entender del porqué "fracasamos", asumen representatividad por todos los pueblos indígenas y han empezado diversas acciones en pos de mejorar nuestro comportamiento y exclusión a los que ellos no sometieron. Desde los gabinetes académicos, desde las oficinas más opulentas y desde los diversos sectores han generado sentimientos encontrados, por un lado no paran de golpearse el pecho y por el otro se declaran como nosotros y el pretexto es su enfoque intercultural, todos ellos nos piden que les comprendamos mientras que ellos no son capaces de comprender que somos seres humanos con una propia percepción, una propia forma de entender el futuro y con desaciertos que nos posibilitan nuevas oportunidades.
Cuando se habla de lo indígena, surge la necesidad de hablar de identidad, para muchos es sólo un referente casual y fortuito, y su existencia es superflua; mientras que otros niegan en consideración de que la sociedad peruana es multiétnica, se señala que existen varías y no se les reconocen como tales, la categorización la parametra y en la realidad la observamos vital y refortalecida, resistiéndose a todas las extirpaciones (Religión_Catequización / Estado_Educación).
Muchos de nosotros quisiéramos ver a la identidad como un elemento estático sin dinamicidad, menos redefinido con elementos de otras culturas, y sabemos que ello no es posible, porque la identidad es una construcción de menos a más, donde debemos cumplir nuestro rol como familia, comunidad y sociedad, cada uno logrando competencias que le permitan resolver una mejor existencia como ser humano al ciudadano (indígena). Nuestra compatibilidad se vitaliza en cada recreación y evento socio-cultural, y ese es el requisito para su vigencia y perpetuación.
No se pretenda querer ver a los indígenas con cara de pávidos y estupefactos por la vorágine del tiempo ni la globalización, hay necesidad de aprender las experiencias exitosas de los otros, la diversidad nos hace únicos y auténticos. La identidad es un proceso de convicción y adhesión voluntaria, bajo en convencimiento de igualdad de derechos y oportunidades; pero a su vez es un reto que nos posibilita ser nosotros mismos, empezar a entender que nadie tiene derecho a hablar, opinar, decidir y actuar en nombre de nosotros los indígenas, deben entender que sus vidas las podemos salvar y encaminar, para ello es importante el equilibrio y la armonía (con uno mismo, con el otro género-con los otros-, con las plantas, con los animales, con los demiurgos, con el cosmos y la madres tierra).
La identidad es el conjunto de “marcas” y “huellas” que tenemos de los otros, la suma de todos ellos nos posibilita la construcción de un mundo más humano, nos acerca más al otro al tiempo que nos distingue del otro. Innegablemente somos lo que son los otros, en la construcción identitaria son influyentes los elementos endógenos y exógenos. La búsqueda del mejor parecer cimienta nuestra visión del entorno, nuestro entendimiento sobre el tiempo y espacio, que son diferentes a los que intentan adentrarnos mediante el discurso religioso y desarrollo educativo. Ha llegado el momento de empezar a buscar en nosotros los elementos igualitarios y lo que queda debe permitirnos una mejor posibilidad de reconocernos y sobre ella edificar y fortalecer nuestra nación ancestral.En cada uno de nosotros debe haber un compromiso por nuestro entorno, el cual debe fortalecernos como legadores del Quechua, considerando que ella es utilizada como instrumento de comunicación en el región Quechua, al igual que los valores, la honestidad y el trabajo. Si en más de cinco siglos hemos logrado mantener la esencia de nuestra identidad y cultura, sigamos defendiéndola no con el discurso pomposo electorero, sino con la práctica vivencial que aprendimos de nuestros abuelos.

[1] Antropólogo. Profesor de la Escuela de Formación Profesional de Antropología Social – UNSCH – Ayacucho.